Vuelvo de nuevo al tema de las chicas de moda. Recientemente, leía en la página web de Vogue España la lista de las mujeres mejor vestidas del año pasado, cuyo estilo ha destacado por encima de otros a la entrada de galas, fiestas y premios. Las diez muchachas son: Carey Mulligan, Zoe Saldaña, Clémence Poésy, Karlie Kloss, Chanel Iman, Elisa Sednaou, Charlotte Dellal, Anna dello Russo, Dianne Kruger, Blake Lively. Según Vogue, todas ellas han destacado por encima de compañeras de profesión o bellezas profesionales debido a su buen gusto, también llamado glamour -ya sea propio o motivado por las buenas elecciones de una estilista-. Sin embargo, de entre todas ellas, yo elegiría a las actrices Carey Mulligan y Clémence Poésy.
Y me quedo con ellas dos por simple afinidad estética. De los estilos que las diez mujeres de la lista representan me quedo con el de Mulligan y Poésy. El de la primera es muy femenino, ladylike, pero con un aire inocente, sutilmente angelical. Sus looks son siempre acertados para cada ocasión. Además, me encanta su rostro: su belleza dulce. Y para rematar me fascina su corte de pelo, aunque creo que me gustaba más de morena.
De Clémence Poésy me gustaría escribir un poco más extensamente más adelante. Así que sólo decir que, lo mismo que con Mulligan, me identifico completamente con su estilo, ese chic francés femenino aniñado. Ella es el petite robe noire, el sencillo mix de blanco y negro, los zapatos y bailarinas de punta redondeada, y la elegancia enfundada en unos vaqueros y una camisa cualquiera de última moda. Lo suyo parece la combinación no pensada pero que encaja a la perfección.
Para mí, la americana Carey Mulligan y la francesa Clémence Poésy, representan la idea de que no hacen falta excesos para destacar. La elegancia es algo que emana de uno mismo.