
Ayer hacía hincapié en el desfile de Duyos por haberse convertido en el fulgor de la actual edición de Cibeles, pero otros diseñadores están presentando sus propuestas y deben tener su mención. A ello voy.

En la Cibeles Fashion Week están los clásicos y algunos jóvenes que ya se están convirtiendo en ellos. Los desfiles que empezaron el viernes pasado (día 18) se inauguraron con Jesús del Pozo y sus astracanes. Una simbiosis entre la Belle Époque y los gansters de la década de los 40. Siluetas dominadas por lo masculino y ocultas bajo los pliegues, y mucho color verde bosque. Después, fue el turno de Roberto Verino: inspirándose en Oriente, sus propuestas para el próximo Otoño/ Invierno se basan en una combinación de texturas gruesas y pesadas de los chaquetones con otras piezas satinadas. Poco acierto en la conjunción de ciertas tramas de cuadros con bordados florales. A continuación, la colección de Duyos.

Ya a las cinco de la tarde se presentaba la colección de Devota & Lomba, de un patronaje pulido, de una sencillez con vuelta (la de las solapas). Al predominio del gris y los oscuros, como el verde bosque, se impuso por sorpresa un fucsia solitario o en alguna mancha. A este desfile siguió el de Ángel Schlesser. El santanderino hizo gala de su característica sencillez en una continua dialéctica femenina-masculina, mientras que arriesgó un poco más en los colores, como el fucsia -lo mismo que en D&L- brillante de un traje sastre.

El cierre del día 18 lo puso Lemoniez. A la destreza de su costura esta vez le sobrevino poco riesgo formal. Destacar el vestido-bata como una versión de camisero invernal suelto y con manga larga. El resto de la colección, bonita, sí, pero poco innovadora.
