Otro de los grandes diseñadores británicos -al menos para quien aquí escribe- es Christopher Kane. Desde el principio, cuando en el 2006 se subió a las pasarelas con una colección de mini vestidos estrechísimos de mil colores, muchos flúor, donde las cintas elásticas abrazaban materiales más nobles, nos dejó boquiabiertos.
Ha ido madurando,y con ello me refiero a que la evolución de su proceso de creación ha derivado en unas colecciones más ponibles sin dejar al margen sus sellos de identidad, como por ejemplo, la experimentación con materiales. Así en sus propuestas para el Otoño/ Invierno 2011/12, Kane se planteó usar un textil que nunca antes se hubiera utilizado. Y está el vinilo relleno de líquido. Como relata Tim Blanks, «el fluido estaba compuesto por una mezcla de aceite vegetal y glicerina. Al calentarse en el cuerpo de las modelos, empezaba a burbujear en el envoltorio plástico». Este líquido colorido contrastaba con el negro total y el plástico formaba tirantes, contornos, cinturas o bolsillos, e incluso, carteras de mano.
Pero vayamos al principio. La apertura del desfile fue genial: crochet. Tejido en cuadrado como las clásicas piezas que podemos encontrar en casa de la abuela, pero en una sobria combinación de color azul, negro y verde musgo. Aunque había una versión más luminosa con un toque de turquesa sobre el negro.
Tras ver esta colección me asalta una pregunta: ¿cuál será el próximo tejido innovador de Christopher Kane? Ansiosa estoy por ver con qué nos soprende dentro de seis meses, este soñador textil.