Así se podrían definir las joyas del francés Hervé van der Straeten (1965). Formado en la Escuela de Bellas Artes de París, es un diseñador conocido por sus colecciones de joyas así como la creación de objetos decorativos en bronce dorado o mobiliario que él mismo edita en su propia galería. Es un artesano con una imaginación inagotable.
Se fue abriendo hueco como diseñador de joyas en el entorno de la alta costura parisina por sus trabajos para Yves Saint Laurent, Givenchy, Thierry Mugler o Christian Lacroix. En la década de los 90, dio el paso a la arquitectura de interior e ideó, por ejemplo, la boutique de zapatos de Roger Vivier en París. Y hace diez años inauguraba su galería en pleno barrio de Le Marais. Allí vende sus piezas, unas veces únicas, otras, de ediciones limitadas. Abundan los espejos, mesas o lámparas que cuelgan del techo, todos expuestos como si se tratara de las más modernas piezas de arte. En sus creaciones se observan visos del Art Decó, pero en otras, aires barrocos o una inspiración más oriental. Las formas: geométricas, asimétricas, vegetales, animales… Todo cabe en Hervé.
Sus líneas arquitectónicas y el tratamiento de los materiales, como si esculpiera, hacen de las piezas del francés iconos modernos. Gracias al estilo de joyería que he descubierto en Van der Straeten, me vuelve a gustar el oro.
