Cuando una idea (y una vocación) te ronda durante mucho tiempo (años) la cabeza, es imposible evitarlo, porque además, uno no lo desea remediar. Hay que sucumbir a ello. Así se puede resumir lo que le ocurrió al diseñador Jorge Acuña. Este gallego nacido en Lugo en 1982, vislumbraba cuál sería su mayor pasión y por ello, buscó una formación en moda y Bellas Artes. Pero antes de volcarse de lleno en las costuras, estudió la licenciatura en Publicidad y Relaciones Públicas en Madrid. Al obtener el Primer Premio de Creatividad otorgado por la Universidad Complutense -donde cursaba sus estudios- y la famosa agencia de publicidad McCann-Erickson, se le abrieron las puertas de la empresa como creativo publicitario.
Pero estos avatares no le distrajeron de su verdadera vocación. Así que, tras un tiempo en la publicidad, vuelvió a la aguja. Amplió sus conocimientos en moda trabajando junto a algunos de los diseñadores con más prestigio dentro de nuestras fronteras: Sybilla, Juanjo Oliva o Carmen March. Además, se ha curtido en las pasarelas nacionales (Cibeles y Gaudí) y la más exigente Semana de la Moda de París. Un curriculum que le da la fortaleza y sabiduría suficientes para establecer su propia firma en 2007.
Las marcas de Jorge Acuña son una confección pulida y unos cortes clásicos que recuerdan en algunas piezas a Balenciaga, y en algún pliegue, a Juanjo Oliva. Su atelier es el lugar donde normalmente todo nace del diálogo entre el creador y su clienta, porque para Jorge las diferencias de fisionomía y personalidad de cada mujer han de verse reflejadas en su estética. Y en el vestido ideal para cada una. Para él, «la absoluta dedicación a cada prenda simboliza el verdadero valor del lujo».
