Lindsey Wixson pertenece a esa hornada de modelos en las que la nota común es que sus encantadores defectos se han encumbrado como grandes virtudes. Y es que las hace bellas de una manera muy personal. Como ocurriera con Lily Cole, los sobredimensionados labios de Lindsey la hacen única entre las de su gremio, lo mismo que sus ojos azules como de muñeca antigua o ese defecto en la dentadura (el hueco entre los dos dientes delanteros) que tan de moda está.
A sus 17 años, esta norteamericana ha sido elegida para las campañas de Miu Miu, Jill Stuart, Alexander McQueen o la fragancia de Versace ‘Vanitas’. Con tan sólo 15, el fotógrafo Steven Meisel, tras ver un vídeo de ella en la web Models.com, la eligió para el Vogue Italia. Era su primer trabajo. Todo un golpe de suerte. Al año siguiente, en 2010, hizo su debut sobre la pasarela en los desfiles de primavera de 201o en Nueva York, después, abrió el desfile de primavera de Prada en Milán y cerró el de Miu Miu en París, ambos en exclusiva. Nada mal -sino todo lo contrario- para una recién llegada.
La modelo nos ha ganado para siempre con las últimas fotografías que le ha hecho Terry Richardson como una versión -cómo no- del fotógrafo (sempiterna camisa de cuadros). Demuestra sus dotes expresivas que la hacen encantadora.
Dicen que será la próxima estrella de la moda, pero ya está brillando con luz propia.