La firma de lencería La Perla ha sido la última marca acusada de abusar de la delgadez, y no precisamente tras publicar una campaña con alguna delgadísima modelo, sino por el uso de un maniquí de ridículas proporciones en unos escaparates del Soho de Nueva York.

Este hecho fue denunciado por el empresario Michael Rudoy, fundador de la plataforma social Big Live, quien a través de Instagram publicó la fotografía de un maniquí al que se le marcaban las costillas.

La publicación no tardó en recibir su eco y rápidamente comenzaron a llegar respuestas de indignación por este alegato a la extrema delgadez. En unas horas, los maniquíes habían sido retirados.

Desde la marca aseguran que están en «proceso de rediseño de todas las tiendas de La Perla con un nuevo concepto de imagen y los maniquíes que se muestran actualmente en nuestras tiendas de Estados Unidos ya no se utilizarán. Apreciamos y valoramos los comentarios recibidos, gracias por traerlos a nuestra atención.» Pero yo me pregunto… ¿qué les llevó a pensar que estos maniquíes podían ser atractivos para el público?

 

La Perla

©Vogue UK

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