Tanto leer y hablar de cine estos dos últimos días, me he puesto a recordar las películas que forman parte de mi imaginario -y creo que también muchas del colectivo-. Films que vi muy de cría y cuyas imágenes se grabaron en mi memoria como en una cinta en blanco. Unas imágenes que por su estética, también la de los vestidos de sus protagonistas, me dejaron huella. Con siete años me dijo mi madre: «Hoy ponen una película muy bonita en la tele. Se llama ‘El mago de Oz’, deberías verla, te va a gustar». Siguiendo su consejo, la vi y aluciné… Esos colores saturados del Technicolor me marcaron. Lo mismo que los chapines de rubíes que recibe Dorothy para su travesía por el camino de baldosas amarillas. ¿Y quién no recuerda los calcetinas a rayas de la Bruja del Oeste tanto como el pichi azul de la protagonista o el vestido de tul y plata de Glinda (la bruja buena del norte)?

Los chapines de rubíes.

La Bruja mala del Oeste aplastada por la casa.

Son tantas las películas… También en mi infancia me marcó mucho ‘La historia interminable’. Esto es un poco cursi pero es que me encantaba la coroña de perlas que llevaba la Emperatriz Infantil. Por aquella época vi ‘Crimen Perfecto’ de Hitchcock con Grace Kelly como protagonista y su vestido rojo años 50 me dejó boquiabierta. Me volvió a ocurrir con ‘La ventana indiscreta’ donde se ocupaba del vestuario Edith Head.

La emperatriz Infantil de 'La Historia Interminable'.
Grace Kelly en Crimen Perfecto.
La misma en 'La ventana indiscreta'.

 

Otro momento de 'La ventana indiscreta'.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.