Primer examen de la alta costura para Giambattista Valli. Hace tres días presentó su primera colección en la pasarela de la alta costura. Valli se ha mantenido fiel al estilo de las propuestas que suele presentar en prêt-à-porter: siluetas muy femeninas, delicadas, cargadas en volúmenes y con relieves de flores o de pequeñas piezas de tela que, en conjunto, producen un aspecto esponjoso.
Como relata Eugenia de la Torriente en El País, el punto de partida «fueron las batas blancas que son el símbolo de los artesanos de la alta costura. Se exhibieron literalmente o convertidas en vestidos de crepé surcados por apliques de flores de organza». El blanco de las batas se fue repitiendo en otras piezas, como camisas, cuerpos o vestidos. Como réplica, el negro en un juego continuo de opuestos o en negro total. El contrapunto está en el rojo -como si fuera el impactante y elegante rojo Valentino- con matices de coral, en unos vestidos perfectos, delicados y femeninos, a veces, de impacto con unos volúmenes mágicos.
El romano arriesgó en esta colección para el otoño- invierno 2011-2012, con unos looks de estampado de leopardo con el aire salvaje que el propio tejido imprime y subrayado por los apliques de plumas.
En resumen, Giambattista ha aprobado con nota.
