Es todo un sastre, un modista. Como los de antes. Si, aparte de su ropa como demostración empírica, hace falta alguna prueba más, hace dos días al término de esta última edición de la Cibeles Madrid Fashion Week, Juanjo Oliva recibía el Premio L’Oreal a la mejor colección.
En estos once años desde que debutara en la pasarela madrileña el diseñador ha demostrado su savoir faire, la calidad de su aguja y la sencillez de una buena confección. Pero con este último desfile se ha subrayado, ha rescatado las claves de su costura, recuperando sus mejores piezas y reinterpretándolas desde una nueva perspectiva. Oliva ya señaló que de lo que se trataba era de «reforzar la identidad».
Figuras alargadas, faldas con grandes aberturas, una paleta reducida que se sitúa en el blanco y negro, aunque deja algún espacio al color: azul y rosa que tira a coral. Con el título de Autorretrato, esta colección para la próxima primavera/ verano está pensada para la noche y, como en la costura de toda la vida, para que la prenda se confeccione a medida para la clienta.
Esta colección es pura elegancia y cien por cien femenina. Los detalles: cadenas doradas como único elemento de adorno en algunos diseños y grandes lazos formando una sobre capa sobre los vestidos.
Las confección con tiempo y a medida no son cosas del pasado. La costura sigue vive y la aguja la tiene Juanjo Oliva.