Stella McCartney

 

Los hay con estrella, los hay estrellados y están los que brillan por sí mismos como tal y ellos mismos son el astro más brillante. Stella McCartney es una de esas personas, por talento, por visión, por aptitud, por derecho adquirido y ahora también por reconocimiento.

 

Después de terminar 2012 haciendo doblete en los British Fashion Awards (esos Oscar de la moda británica), obteniendo el premio a la Mejor Diseñadora del Año y el galardón Designer Brand que distingue a las firmas que han obtenido mayor repercusión internacional, su patria, orgullosa, le otorga la prestigiosa Orden del Imperio Británico. El motivo de tan insigne condecoración es su labor en la confección de los uniformes empleados por los deportistas ingleses durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de este verano.

 

Y no es que me parezca trivial la causa deportiva, (ni las más de 500 equipaciones que salieron de sus talleres, Dios me libre),  pero sin duda la McCartney ya había demostrado con anterioridad su genio con el patrón, sus aportaciones a la industria textil británica y su compromiso con la moda de su país con creces para hacerla esperar a tener unos chándales de por medio.

 

Sea como fuere me uno al aplauso. Después de un año de éxitos, nuevas boutiques como la del SoHo de Nueva York, los lanzamientos de las fragancias Lily y Stella, su nueva línea de moda íntima no se nos ocurre mejor manera de cerrar el círculo.

 

©The Times

 

 

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