
Acaba de clausurarse la semana de la Alta Costura de París. Otro año de hacernos soñar. Otro año de espectáculo, de derroche de imaginación, de construcciones imposibles sobre tejidos hechas posibles. Sólo las mejores casas, las más asentadas, y los diseñadores de creatividad iluminada pueden entrar en la alta costura.

En esta última semana y pico de pasarela quien más ha sorprendido ha sido Givenchy. Riccardo Tisci, diseñador de la casa, ha partido de una evocación del país del sol naciente en esta nueva colección de alta costura para la Primavera de 2011. Aquí el blanco ha brillado con todo su esplendor, un blanco que parecía el reflejo del sol sobre la nieve. Unos vestido níveos de tul, sutil en unos, y dominante, en otros, los cuales revelaban gran parte de la anatomía de las modelos. Se vieron grandes pájaros bordados dando opacidad a los tejidos y unos sombreros de estilo nipón inspirados en robots. Los colores: ácidos y neones, algunos, como la tonalidad de las flores secas. La costrucción de los vestidos en la parte baja de la cintura, pero sobre todo en la espalda, recuerda a la complejidad del origami.


Sólo diez vestidos para demostrar la maestría de Tisci y dejarnos con la boca abierta. Diez vestidos de diez.
