Su señal de identidad es son las flores. Cada temporada crea un vergel maravilloso. Su nombre, Erdem. Esta temporada de primavera-verano la ha teñido de azul y amarillo. Cuando le preguntaron sobre sus referencias para esta colección, apuntó -tal y como relatan en la crónica de Style.com- que se inspiró en el libro de Françoise Sagan, ‘Bonjour, tristesse’ y su tono melancólico. Un dato que proporciona otra perspectiva a toda la colección y hacen que imaginemos a la mujer que propone con sus looks como la joven Cécile de la novela.
Además, el tipo de flores representadas en esta colección de primavera-verano de Erdem se asemejan a las delicadas decoraciones de las vajillas inglesas de estilo chino Wedgwood. Una virguería estética que nos ha conquistado.
Quedó claramente definida como una colección muy femenina, compuesta en su mayoría por vestidos o dos piezas. La silueta rectilínea, en los vestidos de falda lápiz, o con un ligero volumen vaporoso en las gasas de las otras faldas. Como contrapunto, un dos piezas basado en mini short -una de las prendas estrella de este verano- con camisa y vestidos largos para la noche.
Erdem es un nuevo Valentino, menos estricto, y presenta una feminidad de ensueño compatible con los tiempos modernos.