Un carrusel blanco de tamaño real ocupaba el escenario del desfile de Louis Vuitton en París, un elemento que anticipaba, al tiempo que subrayaba, la línea de la nueva colección para la próxima primavera/verano. Dulzura a raudales avalada por la pureza del blanco y toques de colores pastel. Marc Jacobs confesaba sus intenciones a Style.com: «después de la dureza de [la colección de] otoño, queríamos algo dulce y amable, frágil pero al mismo tiempo fuerte».
Jacobs recupera en esta colección para el verano 2012 elementos del New Look de Dior, viéndolos a través de su propio filtro, endulzando esa perspectiva femenina de los 50 con grandes dosis de organza, bordados de flores caladas y cuellos de encaje. Con estas premisas la colección se compone de vestidos y conjuntos de falda y camisa, jersey o chaqueta. Las faldas con volumen y botones sobredimensionados. Una vuelta de tuerca: las cazadoras estilo motero en cocodrilo mate y tonos pastel. Como final, unos vestidos de flores tridimensionales y brillos de lentejuela que se mezclan con plumas contrastando rigidez y movimiento.
Y la guinda del carrusel, como en el anterior desfile de Vuitton (el de otoño 2011): Kate Moss, de blanco radiante como en el día de su enlace Jamie Hince. ¿Nueva musa para la casa?
