A pesar de la crisis y la recesión y de que gran parte de la población esté apretándose el cinturón, lo cierto es que estos cinturones y todas las perndas salida de las firmas de lujo, tienen precios cada vez más altos.

El Wall Street Journal informa de que el precio de un bolso de Chanel ha aumentado en promedio un 70% en los últimos cinco años, mientras que un Speedy clásico de Louis Vuitton es un 32% más caro de lo que era en 2009.

Hay varias teorías detrás de estos aumentos, que desde hace tiempo son una tendencia general en la industria de artículos de lujo, incluyendo los relojes y las joyas. Algunos dicen que estos precios son para ayudar a los clientes a diferenciar entre las marcas de gama alta y sus cada vez más populares competidores, las marcas del mercado medio.

«Cuantos más Tory Burches y Michael Kors haya, más intentarán fijar el precio casas como Chanel y Louis Vuitton» ha declarado Milton Pedraza, presidente ejecutivo del Instituto del Lujo. Otros han explicado que los aumentos de los precios eran inevitables con el fin de mantener la calidad a causa del aumento de los costos de producción. «Nosotros no somos diferentes de otras marcas de lujo en nuestro ajuste regular de los precios ya que nuestros modelos, costes de producción y materias primas también cambian», ha afirmado un portavoz de Chanel.

Sin embargo, la idea que más se sostiene es la que afirma que todo se debe a un objetivo de hacer las piezas más exclusivas y mucho más deseables. Está claro que los clientes asiduos del lujo no quieren ver sus exquisitas adquisiciones poblando las calles de las ciudades, ¿pero hasta qué punto el cliente habitual está dispuesto a seguir asumiendo las subidas de los precios?

¿Tiene futuro esta medida, sea cual sea el motivo que la origine? Lo cierto es que muchas marcas están empezando a notar el retroceso en los niveles de ventas. pero también hay quien piensa que nunca dejaremos de comprar y desear, un 2.55 de Chanel.

Chanel

 

©Vogue UK

pero también hay quien piensa que nunca dejaremos de comprar y desear, un 2.55 de Chanel.

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